06 Mar Snap, ¿el nuevo Facebook… o el nuevo Twitter?
Los fundadores de Snapchat, Bobby Murphy y Evan Spiegel con el presidente de la Bolsa neoyorquina,Thomas Farley. AFP
Ash Williams, el director del fondo de pensiones de los empleados públicos de Florida (que gestiona cerca de 200.000 millones de euros), siempre dice que la gente invierte en Amazon porque la conoce. O sea, que si fuera una empresa que vendiera, por poner un ejemplo, apisonadoras, valdría menos. Amazon tiene un PER de 173. Eso significa que, si usted tiene una acción de esa compañía, ha pagado por ella 173 veces lo que le tocaría del beneficio de Amazon, en el caso de que éste fuera distribuido proporcionalmente. Facebook es otro ejemplo: su PER es de 397. Como referencia, el PER medio de las empresas del índice Standard and Poor’s de Wall Street es de 17,6. Eso significa que Amazon vale 9 veces más que una empresa normal, y Facebook, más de 20.
Y, en una categoría diferente, está Snap, la matriz de Snapshat, que ha salido a bolsa esta semana. La relación precio/ingresos de Snap es de 93. O sea, que el comprador de un título de Snap ha pagado 93 veces lo que le corresponde de facturación de la empresa. ¿Y los beneficios? Bueno, ahí tendrá que esperar. Este año, si todo va bien, le corresponderán 33 centavos de dólar de pérdidas. El que viene, sólo 13.
Siguiendo con la teoría de Williams, que la defendió por última vez (que yo sepa) en un seminario sobre pensiones de la London School of Economics en Brasil en julio, Snap ha arrasado en su salida a bolsa porque es popular.
Los inversores (incluyendo a Comcast, el mayor grupo de comunicación de EEUU, que ha entrado en la OPV) han visto en Snap al nuevo Facebook. Pero corren el riesgo de acabar encontrándose con un nuevo Twitter: una empresa muy popular, sí, pero que es incapaz de ganar dinero. Popularidad no significa rentabilidad.
Lo mejor de todo es que las acciones que Snap ha colocado no dan ningún derecho de voto en la empresa. Snap, como tantos otros gigantes de los medios de comunicación y de la tecnología seguirá en manos de sus fundadores, Evan Spiegel y Robert Murphy. Encima, Spiegel se ha llevado con la OPV un bonus de 1.100 millones de dólares en acciones.
Ése es el negocio: sólo por dar títulos que no dan la capacidad de influir en la gestión de una empresa que no gana dinero, el futuro esposo de la modelo Miranda Kerr ha ganado, a sus 26 años, más de 3.000 millones. Si el lector piensa que este último comentario viene marcado por la envidia más abyecta, está en lo cierto.
Al margen de esas consideraciones, la cuestión sigue abierta. ¿Vale la pena invertir en una empresa así, cuando Apple cotiza con un PER de 16,7, y Alphabet (Google) de 30? ¿Fama o rentabilidad? ¿Qué quiere la Bolsa?
[elmundo.es]
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